La visión cósmica de Leonardo Da Vinci
En las estructuras internas de la naturaleza hay una fuerza geométrica oculta que la impregna y le sirve de sustento, un mundo complejo de números enigmáticos y abstractos que rigen los patrones dinámicos del Universo. A Leonardo, obviamente, estos temas no le pasaron desapercibidos.
Durante el Renacimiento, se retomó la idea, que consideraba la belleza como la correcta armonía de las partes entre sí con el todo. La ciencia sostuvo un principio fundamental: establecer una correspondencia perfecta entre la mente y la realidad mediante los conocimientos matemáticos. Leonardo hizo suya esta causa y en este sentido, centró toda su investigación científica en la Naturaleza como objeto de estudio y en la búsqueda de sus claves como reto personal. Según su criterio, la aplicación de la razón, facultad suprema de la mente humana, permite conocer los códigos matemáticos y los principios universales que rigen el universo.
Entre los numerosos estudios y bocetos que realizó, aquí destaco las ilustraciones que Leonardo llevó a cabo en la parte final del libro «De Divina Proportione» de Luca Pacioli (Venecia 1509), estaba formada por sesenta tablas ilustradas con gran detalle y precisión, en ellas, el genio elaboró representaciones tridimensionales y en perspectiva de los poliedros, tanto en las versiones «sólida» como «vacía». Principalmente, por este motivo, y por el estudio profundo que Luca Pacioli desarrolló, respecto a la Proporción Áurea, y al “número dorado” la publicación «De Divina Proportione» fue el vértice del redescubrimiento de los sólidos platónicos en el Renacimiento. En la parte dedicada a la geometría, Luca Pacioli se inspiró en la «Práctica de la Geometría» de Fibonacci, como también de Euclides, en ella es resuelve, no sin originalidad, cien problemas de planimetría y de estereometría y fue uno de los factores decisivos para el surgimiento del estudio científico de la Perspectiva, al norte de Italia y en Europa. Y también sucedió gracias al profundo interés mostrado en torno a estos temas por Alberto Durero, quien estuvo en Venecia al mismo lapso de años en el que también estaban, Leonardo da Vinci y Luca Pacioli.
Mucho antes, en la antigua Grecia, los pitagóricos, estaban fascinados por los sólidos regulares, sobre todo por el dodecaedro debido a la presencia del emblemático pentágono en sus caras que lo relacionaban de forma mística con el número phi y el Cosmos.
Textos: http://www.alarcón4rt.com
Autoretrato original de Leonardo da Vinci.
“Icodavinci” (Josep María Alarcón)
«La simplicidad es la máxima sofisticación.» (Leonardo da Vinci)